14.2.14

Aquí acabó la Antigüedad

Roma, la gran civilización de la Antigüedad. Nombres míticos jalonaron sus más de 1.000 años de historia: Octavio Augusto, Julio César o Escipión. Sin embargo, todo acabó en el año 476 con un chaval de 15 años al frente del Imperio: Rómulo Augusto, llamado despectivamente por sus enemigo Augústulo, el pequeño Augusto.

La división del Imperio Romano en dos tras Teodosio (395) intentó evitar la caída de la parte occidental a manos de los bárbaros. Sin embargo, las desavenencias internas pusieron más fácil la tarea a estos pueblos. En 475, Rómulo Augústulo es coronado emperador a expensas de su padre, el general Flavio Orestes. Zenón, emperador de Imperio Romano de Oriente, mucho más rico y poderoso, no reconoce a Rómulo como emperador.

La presión de los hérulos, tribu germánica procedente probablemente de Escandinavia, con su líder Odoacro al mando, acabará con Rómulo Augústulo encarcelado en Lucullanum, en la bahía de Nápoles. Nunca más se supo del chaval, el último emperador de Roma.


Poco le duró la alegría a Odoacro. Zenón desconfió de los hérulos y apoyó a Teodorico el Grande, caudillo de los ostrogodos, para que invadiera su recién conquistado territorio. Al parecer, Teodorico invitó a Odoacro a un banquete para sellar un acuerdo, ocasión que fue aprovechada por el ostrogodo para traicionarlo y asesinarlo con su propia espada.



Tras el asesinato, los ostrogodos tendrán abiertas las puertas de la península itálica. Aquel fue su reino hasta que otro personaje legendario, Justiniano el Grande, los extermine allá por el siglo VI. Pero eso ya será otra historia: la de la Edad Media.

No hay comentarios:

Publicar un comentario