De vez en cuando nos tenemos que recordar que el ser humano es extraordinario; que la historia, aparte de guerras, asesinato, holocaustos o golpes de estado, tiene momentos de los que nos debemos sentir orgullosos.
Hace 99 años, alemanes, franceses y británicos luchaban en Bélgica en la mayor guerra jamás contada, una auténtica sinrazón y locura de muerte y destrucción que llevaría a muchos inocentes, a muchos jovenes con un futuro, a la tumba.
Pues bien, el 24 de diciembre, de forma espontánea, los combates empiezan a reducirse en la mayor parte del frente. Al caer la noche, los alemanes decoran con motivos navideños sus trincheras y empiezan a cantar Noche de paz. Los británicos responden con entonando villancicos propios.
Por encima de la guerra hay hombres, hay personas que aman y sufren, tienen familias y amigos; con eso nunca podrá acabar una guerra. Durante el día 25, alemanes y británicos salen de sus agujeros de guerra, se dan la mano, entierran a los muertos conjuntamente e, incluso, juegan un partido de fútbol a las afueras de Yprés. Todos sabían que en unos días estarían de nuevo atrapados en una lluvia de balas y fuego. Sin embargo, aquel día no hubo soldados alemanes y británicos en Bélgica, aquel día solo había personas celebrando la navidad en el infierno.
Feliz navidad.
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