12.11.09

¿Arsénico para un emperador?

Cuando te conviertes en un personaje legendario, nunca dejan de hablar de tí. Fijáos por donde nos vienen algunos ahora con nuestro "querido" Napoleón...

"Napoleón, el emperador de Francia, murió el 5 de mayo de 1821 en su exilio de la isla de Santa Elena. Esto es lo que dicen los libros de historia. Más allá de estos datos arranca una vieja polémica: los franceses defienden que murió de cáncer de estómago; los ingleses, que fue envenenado con arsénico. Pero ahora entra en juego un nuevo factor: Napoleón no era Napoleón; o al menos, no lo fue siempre. La tesis sostenida por muchos estudiosos —los restos mortales fueron llevados a Europa y enterrados nuevamente en el lugar en el que todavía permanecen, Los Inválidos de París— se tambalea.

El abogado Bruno Roy-Henri forma parte del número cada vez mayor de críticos que alegan que los huesos enterrados en Los Inválidos son los de un impostor. Sus argumentos recogidos en su obra Napoleón, el enigma de la exhumación de 1840, se basan en las discrepancias entre el registro del fallecimiento realizado en 1821 y la exhumación llevada a cabo en 1840. Medallas desaparecidas, uniformes diferentes (sombrero emplumado, medias y botas en 1821 y sombrero sin plumas y ausencia de botas y espuelas en 1840), el emperador tenía la cabeza rasurada en 1821 y pelo y barba en 1840… Las sospechas de Roy-Henri recaen en el antiguo enemigo: Inglaterra. El pérfido rival —sugiere— robó los restos del emperador y los ocultó en Westminster. En su lugar, dejó el cuerpo de su mayordomo, el corso Franceschi Cipriani, cuyo parecido con Napoleón era asombroso.

La teoría del doble de Napoleón es otra vuelta de tuerca a la polémica sobre la muerte del emperador. El penúltimo capítulo ha sido escrito recientemente por científicos franceses. Según publica Sciencie et vie, Napoleón, o quien ocupó su lugar en el féretro, no habría muerto envenenado, sino de un cáncer de estómago. Pero, con los mismo datos, científicos anglosajones llegaron a conclusiones opuestas. El laboratorio forense del FBI aseguró que los niveles de arsénico de los cabellos del emperador eran 60 veces superiores a lo normal, lo que llevó a la tesis del envenenamiento. Los franceses siempre han sido reacios a aceptar que Napoleón fuera envenenado: el responsable habría sido algún compañero de exilio, es decir, un francés y en connivencia con Luis XVIII. Por tanto, la historiografía gala trata de que prevalezca el diagnóstico de cáncer emitido por los médicos que hicieron la autopsia. Si así fuese, la muerte recaería sobre los británicos, que no hicieron caso al deterioro de su salud. Por su parte, los británicos se niegan a recordar la falta de atención que tuvieron con Napoleón y se aferran a la versión del veneno."

El Semanal, ABC (Adaptación)

En fin, una vida tan agitada solo podía terminar así. !Larga vida al emperador!

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