Os dejo las presentaciones que han hecho los alumnos de 1º ESO sobre el tema "Sociedad y medio ambiente". Algunas están realmente bien. ¡Seguir así!
TEMA 8. Sociedad y medio ambiente. Vanesa, Ana Delia, Lidia y Ana Esther
La primera es de Vanesa, Lidia, Ana Delia y Ana Esther (1º ESO D)
TEMA 8. Sociedad y medio ambiente. Rosa, Jennifer y Sara
Seguimos con la presentación de Rosa, Jennifer y Sara (1º ESO C)
TEMA 8. Sociedad y medio ambiente. Nika, Ana y Angel
La tercera es de Nika, Ana y Ángel (1º ESO D)
TEMA 8. Sociedad y medio ambiente. Maya, Tamara y Sara
La presentación de Maya, Tamara y Sara (1º ESO D), muy colorida.
TEMA 8. Sociedad y medio ambiente. Jorge, Borja y Diego Cano
Esta es de Jorge, Borja y Diego Cano (1º ESO C)
TEMA 8. Sociedad y medio ambiente. Jonas, Sheila, Aitor y Joseline
Seguimos con la de Jonás, Sheila, Aitor y Joseline (1º ESO C)
TEMA 8. Sociedad y medio ambiente. David, Diego Moya y Juan
David, Diego Moya y Juan nos presentan esta.
TEMA 8. Sociedad y medio ambiente. Alba, Ainara, Maria y Alicia
Y para terminar, el trabajo de Alicia, María y Alba (1º ESO C).
31 de octubre de hace 500 años. Martín Lutero clava en una puerta de una iglesia de Wittemberg sus 95 tesis. Es el inicio de la Reforma que resquebrajará al catolicismo para siempre.
19.4.10
La momificación en el antiguo Egipto
La muerte para los egipcios significaba la separación de los elementos que constituían el cuerpo. Para preservar uno de estos elementos, el ka, el cuerpo se conservaba intacto.
Al morir el cadáver era trasladado al lugar de la momificación, lugar que debía hallarse fuera de la ciudad. Allí los sacerdotes embalsamadores se hacían cargo del difunto y procedían al rito de la momificación.
Primero se le extraía el cerebro introduciendo un gancho por la nariz, después de haber roto el hueso etmoides. A continuación se marcaba una línea en el costado izquierdo del cuerpo, donde se practicaba un corte para extraerle las vísceras, a excepción del corazón, que debía controlar el cuerpo en el más allá, y los riñones, debido a su difícil acceso, que quedaban dentro.
Las vísceras eran lavadas con sustancias aromáticas y colocadas en los vasos canopos. Cada uno estaba bajo la protección de uno de los cuatro hijos de Horus, cuyas cabezas llevaban. El hígado se colocaba en el de Amset, con cabeza de hombre; bajo el cuidado de Hapi, con cabeza de simio, se colocaban los pulmones; Tuamtef, cabeza de chacal, protegía el estómago, mientras que Qebehsenuf, con cabeza de halcón, guardaba los intestinos.
Seguidamente el cuerpo se depositaba en natrón, mezcla natural de bicarbonato sódico y sal, durante 50 días, con lo que se producía el desecado del cuerpo, quedando sólo la piel y los huesos; a continuación se rellenaba el cuerpo de ropa, serrín, pimienta, cebolla y otras sustancias para darle una apariencia de vida. Después se lavaba y masajeaba con perfumes, aceites o incienso para la cabeza. Se le colocaban ojos de cristal para dar sensación de realidad, se ponía una placa para tapar la incisión y se procedía a su vendaje.
Para vendar el cuerpo se usaban tiras de ropa usada de lino. Sólo a partir del período Ptolemaico se empezaron a fabricar vendas para la momificación. En ocasiones en las vendas figuraban escritas fórmulas rituales. En la última etapa del imperio egipcio las vendas se entrelazaban, formando dibujos geométricos. Se comenzaba por vendar individualmente los dedos de la mano, después los miembros, la cabeza, y por último, todo el cuerpo. Los brazos se colocaban a los lados del cuerpo, cruzándose los antebrazos en el pecho o en el abdomen. Entre el vendaje se introducían amuletos para proteger al difunto de la corrupción.
Una vez vendado el cadáver, se vertía resina sobre las vendas y se le colocaba una máscara sobre la cabeza, seguidamente se depositaba en un sarcófago y se entregaba a los parientes.
Imagen de la momia de Ramsés II
Extraído de http://club.telepolis.com/pmmancebo/momificacion.htm
Al morir el cadáver era trasladado al lugar de la momificación, lugar que debía hallarse fuera de la ciudad. Allí los sacerdotes embalsamadores se hacían cargo del difunto y procedían al rito de la momificación.
Primero se le extraía el cerebro introduciendo un gancho por la nariz, después de haber roto el hueso etmoides. A continuación se marcaba una línea en el costado izquierdo del cuerpo, donde se practicaba un corte para extraerle las vísceras, a excepción del corazón, que debía controlar el cuerpo en el más allá, y los riñones, debido a su difícil acceso, que quedaban dentro.
Las vísceras eran lavadas con sustancias aromáticas y colocadas en los vasos canopos. Cada uno estaba bajo la protección de uno de los cuatro hijos de Horus, cuyas cabezas llevaban. El hígado se colocaba en el de Amset, con cabeza de hombre; bajo el cuidado de Hapi, con cabeza de simio, se colocaban los pulmones; Tuamtef, cabeza de chacal, protegía el estómago, mientras que Qebehsenuf, con cabeza de halcón, guardaba los intestinos.
Seguidamente el cuerpo se depositaba en natrón, mezcla natural de bicarbonato sódico y sal, durante 50 días, con lo que se producía el desecado del cuerpo, quedando sólo la piel y los huesos; a continuación se rellenaba el cuerpo de ropa, serrín, pimienta, cebolla y otras sustancias para darle una apariencia de vida. Después se lavaba y masajeaba con perfumes, aceites o incienso para la cabeza. Se le colocaban ojos de cristal para dar sensación de realidad, se ponía una placa para tapar la incisión y se procedía a su vendaje.
Para vendar el cuerpo se usaban tiras de ropa usada de lino. Sólo a partir del período Ptolemaico se empezaron a fabricar vendas para la momificación. En ocasiones en las vendas figuraban escritas fórmulas rituales. En la última etapa del imperio egipcio las vendas se entrelazaban, formando dibujos geométricos. Se comenzaba por vendar individualmente los dedos de la mano, después los miembros, la cabeza, y por último, todo el cuerpo. Los brazos se colocaban a los lados del cuerpo, cruzándose los antebrazos en el pecho o en el abdomen. Entre el vendaje se introducían amuletos para proteger al difunto de la corrupción.
Una vez vendado el cadáver, se vertía resina sobre las vendas y se le colocaba una máscara sobre la cabeza, seguidamente se depositaba en un sarcófago y se entregaba a los parientes.
Imagen de la momia de Ramsés II
Extraído de http://club.telepolis.com/pmmancebo/momificacion.htm
La maldición de Tutankamon
En la década de los años 1920, el egiptólogo Howard Carter descubrió la existencia de un faraón de la XVIII dinastía hasta entonces desconocido, y convenció a Lord Carnarvon para que financiase la búsqueda de la tumba que se suponía intacta en el Valle de los Reyes. El 4 de noviembre de 1922 se descubrieron los escalones que descendían hasta una puerta que aún mantenía los sellos originales. El 26 de noviembre, en presencia de la familia de Lord Carnarvon, se hizo el famoso agujero en la parte superior de la puerta por el que Carter introdujo una vela y vio según sus palabras «cosas maravillosas». La tumba resultó ser la del faraón Tutankamon y es la mejor conservada de todas las tumbas faraónicas. Permaneció prácticamente intacta hasta nuestros días hasta el punto que cuando Carter entró por primera vez en la tumba, incluso pudo fotografiar unas flores secas de dos mil años atrás que se desintegraron en seguida. Después de catalogar todos los tesoros de las cámaras anteriores, Carter llegó a la cámara real donde descansaba el sarcófago del faraón desde hacía tres mil años.
En marzo de 1923, cuatro meses después de abrir la tumba, Lord Carnarvon fue picado por un mosquito y poco después se cortó la picadura mientras se afeitaba. En unos días enfermaba gravemente y fue trasladado a El Cairo. Aunque los médicos pudieron detenerle la infección que había empezado a extenderse por el cuerpo, una neumonía atacó mortalmente a Lord Carnarvon. Se cuenta que a la misma hora de la muerte el perro de Lord Carvarnon aulló y cayó fulminado en Londres. Además, cuando la familia recibió la noticia de la muerte en El Cairo, un fallo de electricidad dejó a oscuras la ciudad.
Poco más necesitó la prensa inglesa para airear las leyendas de la maldición de los faraones. Incluso algunos afirmaron que en un muro de las antecámaras estaba escrito: «la muerte vendrá sobre alas ligeras al que estorbe la paz del faraón», aunque en realidad esta frase nunca apareciese en las detalladas notas de Carter y el muro fue derribado para entrar en la tumba. Sir Arthur Conan Doyle se declaró creyente en la maldición, la escritora Marie Corelli afirmó tener un manuscrito árabe que hablaba de la maldición y el arqueólogo Arthur Wiegall publicó oportunamente un libro sobre la maldición de los faraones.
A la muerte de Lord Carnarvon siguieron varias más. Su hermano Audrey Herbert, que estuvo presente en la apertura de la cámara real, murió inexplicablemente en cuanto volvió a Londres. Arthur Mace, el hombre que dio el último golpe al muro, para entrar en la cámara real, murió en El Cairo poco después, sin ninguna explicación médica. Sir Douglas Reid, que radiografió la momia de Tutankamon, enfermó y volvió a Suiza donde murió dos meses después. La secretaria de Carter murió de un ataque al corazón, y su padre se suicidó al enterarse de la noticia. Y un profesor canadiense que estudió la tumba con Carter murió de un ataque cerebral al volver a El Cairo.
Al proceder a la autopsia de la momia se encontró que justo donde el mosquito había picado de Lord Carnarvon, Tutankamon tenía una herida. Este hecho disparó aún más la imaginación de los periodistas, que incluso dieron por muertos a los participantes en la autopsia. En realidad, excepto el radiólogo, los demás miembros del equipo vivieron durante años sin problemas, incluido el médico principal. El mismo descubridor de la tumba, Howard Carter, murió por causas naturales muchos años después.
A principio de la década de los 30, los periódicos atribuían hasta treinta muertes a la maldición del faraón. Aunque muchas de ellas eran exageraciones, la casualidad parecía insuficiente para explicar las demás. La falta de más escándalos y muertes extrañas disipó poco a poco el interés de los periodistas los siguientes treinta años.
La explicación más común a la maldición de los faraones es que fue una creación de la prensa sensacionalista de la época. Un estudio mostró que de las 58 personas que estuvieron presentes cuando la tumba y el sarcófago de Tutankamon fueron abiertos, sólo ocho murieron en los siguientes doce años. Todos los demás vivieron más tiempo, incluyendo al propio Howard Carter, que murió en 1939. El médico que hizo la autopsia a la momia de Tutankamon vivió hasta los 75 años.
Algunos han especulado con que un hongo mortal podría haber crecido en las tumbas cerradas y haber sido liberado cuando se abrieron al aire. Arthur Conan Doyle, autor de las novelas detectivescas de Sherlock Holmes, fomentó esta idea y especuló con que el moho tóxico había sido puesto deliberadamente en las tumbas para castigar a los ladrones de tumbas.
Aunque no hay pruebas de que tales patógenos fuesen responsables de la muerte de Lord Carnarvon, tampoco hay duda de que sustancias peligrosas pueden acumularse en tumbas antiguas. Estudios recientes de antiguas tumbas egipcias abiertas en la actualidad que no han estado expuestas a los contaminantes modernos hallaron bacterias patógenas. Además, las tumbas recién abiertas se convierten a menudo en refugio para los murciélagos, cuyo guano puede transmitir la histoplasmosis. Sin embargo, a las concentraciones halladas típicamente, estos patógenos sólo suelen ser peligrosos para personas con sistemas inmunológicos debilitados. Las muestras de aire tomadas del interior de un sarcófago sellado mediante un agujero perforado al efecto contenían niveles altos de amoníaco, formaldehído y ácido sulfhídrico, que si bien son gases tóxicos también resultan fáciles de detectar en concentraciones peligrosas por su fuerte olor.
Extraído de wikipedia
Poco más necesitó la prensa inglesa para airear las leyendas de la maldición de los faraones. Incluso algunos afirmaron que en un muro de las antecámaras estaba escrito: «la muerte vendrá sobre alas ligeras al que estorbe la paz del faraón», aunque en realidad esta frase nunca apareciese en las detalladas notas de Carter y el muro fue derribado para entrar en la tumba. Sir Arthur Conan Doyle se declaró creyente en la maldición, la escritora Marie Corelli afirmó tener un manuscrito árabe que hablaba de la maldición y el arqueólogo Arthur Wiegall publicó oportunamente un libro sobre la maldición de los faraones.
A la muerte de Lord Carnarvon siguieron varias más. Su hermano Audrey Herbert, que estuvo presente en la apertura de la cámara real, murió inexplicablemente en cuanto volvió a Londres. Arthur Mace, el hombre que dio el último golpe al muro, para entrar en la cámara real, murió en El Cairo poco después, sin ninguna explicación médica. Sir Douglas Reid, que radiografió la momia de Tutankamon, enfermó y volvió a Suiza donde murió dos meses después. La secretaria de Carter murió de un ataque al corazón, y su padre se suicidó al enterarse de la noticia. Y un profesor canadiense que estudió la tumba con Carter murió de un ataque cerebral al volver a El Cairo.
Al proceder a la autopsia de la momia se encontró que justo donde el mosquito había picado de Lord Carnarvon, Tutankamon tenía una herida. Este hecho disparó aún más la imaginación de los periodistas, que incluso dieron por muertos a los participantes en la autopsia. En realidad, excepto el radiólogo, los demás miembros del equipo vivieron durante años sin problemas, incluido el médico principal. El mismo descubridor de la tumba, Howard Carter, murió por causas naturales muchos años después.
A principio de la década de los 30, los periódicos atribuían hasta treinta muertes a la maldición del faraón. Aunque muchas de ellas eran exageraciones, la casualidad parecía insuficiente para explicar las demás. La falta de más escándalos y muertes extrañas disipó poco a poco el interés de los periodistas los siguientes treinta años.
La explicación más común a la maldición de los faraones es que fue una creación de la prensa sensacionalista de la época. Un estudio mostró que de las 58 personas que estuvieron presentes cuando la tumba y el sarcófago de Tutankamon fueron abiertos, sólo ocho murieron en los siguientes doce años. Todos los demás vivieron más tiempo, incluyendo al propio Howard Carter, que murió en 1939. El médico que hizo la autopsia a la momia de Tutankamon vivió hasta los 75 años.
Algunos han especulado con que un hongo mortal podría haber crecido en las tumbas cerradas y haber sido liberado cuando se abrieron al aire. Arthur Conan Doyle, autor de las novelas detectivescas de Sherlock Holmes, fomentó esta idea y especuló con que el moho tóxico había sido puesto deliberadamente en las tumbas para castigar a los ladrones de tumbas.
Aunque no hay pruebas de que tales patógenos fuesen responsables de la muerte de Lord Carnarvon, tampoco hay duda de que sustancias peligrosas pueden acumularse en tumbas antiguas. Estudios recientes de antiguas tumbas egipcias abiertas en la actualidad que no han estado expuestas a los contaminantes modernos hallaron bacterias patógenas. Además, las tumbas recién abiertas se convierten a menudo en refugio para los murciélagos, cuyo guano puede transmitir la histoplasmosis. Sin embargo, a las concentraciones halladas típicamente, estos patógenos sólo suelen ser peligrosos para personas con sistemas inmunológicos debilitados. Las muestras de aire tomadas del interior de un sarcófago sellado mediante un agujero perforado al efecto contenían niveles altos de amoníaco, formaldehído y ácido sulfhídrico, que si bien son gases tóxicos también resultan fáciles de detectar en concentraciones peligrosas por su fuerte olor.
Extraído de wikipedia
13.4.10
Programa de recuperación y utilización educativa de pueblos abandonados
Está Vicente en clase de geografía diciendo todo el año que nos vayamos a Umbralejo, un pueblo abandona de Guadalajara. Pues bien, me ha llegado la convocatoria del Programa de recuperación y utilización educativa de pueblos abandonados, dirigido a alumnos desde 3º ESO en adelante, donde se realizarán actividades de todo tipo en varios pueblos abandonados de la geografía española durante el verano. Echarle un vistazo aquí. El plazo de solicitud está abierto hasta el 5 de mayo.
9.4.10
¿SA o SS?
Hablando en clase del nazismo, nos asaltó una duda acerca de la diferencia entre las SA y las SS. Pues bien, las SA (Sturmabteilung, traducido "tropas de asalto") fueron una organización paramilitar adscrita al partido nazi. Fueron también conocidos como los "camisas pardas", ya que su uniforme era de ese color. Como curiosidad, parece ser que eligieron ese color porque aprovecharon unas camisas que les habían sobrado a las tropas coloniales africanas. Aunque fueron esenciales para el ascenso de Hitler al poder, fueron liquidadas en 1934 tras la "noche de los cuchillos largos" y absorbidas por la SS.
Las SS (Schutzstaffel, traducido como "escuadras de protección") fueron un cuerpo de combate de élite del ejército alemán, aunque comenzaron como una unidad de protección de los altos mandos nazis. Llevaban el uniforme negro. Su jefe fue uno de los nazis más conocidos, Himmler (abajo en la foto), principal gestor del mayor homicidio de la humanidad: el holocausto judío. Se suicidó, como otros dirigentes nazis, con una cápsula de cianuro cuando lo capturaron al final de la guerra. Posiblemente no hubiera durado mucho más con los juicios de Nüremberg...
8.4.10
Webs sobre la II Guerra Mundial
Aquí os dejo un listado comentado de webs sobre la II Guerra Mundial para que ampliéis la información que vayamos viendo, aunque alguna de estas páginas las consultaremos en el aula. Lo siento, chicos, este tema me pirra, así que me tendréis que sufrir unas cuántas clases. Esperemos que sea de vuestro agrado.
- Web sobre armamento que también contiene información general.
- Presentación con mapas sobre el conflicto
- Web con mapas más detallados de las batallas y más cosillas. En inglés, para que también aprendáis otras cosas.
- Mapa interactivo de la operación Barbarroja. Es una animación muy chula.
- Mapa interactivo sobre la entrada de los países en la guerra y los territorios conquistados.
- La II Guerra Mundial... en Facebook. Una tira de humor que aprovecha el Facebook para contarnos la guerra desde otro punto de vista. Divertida y educativa. Aquí la 2ª parte.
Estar atentos porque seguramente ponga alguna más.
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